lunes, 24 de octubre de 2011

El misterio del panchito y el delfín

Hay recuerdos que se esconden en el cerebro porque dan vergüenza o son desagradables, y una noche, así como si nada, mientras estas tratando de dormir salen a tomar aire y hacen que quieras pegarte un tiro en ese instante pero, como no tenes una pistola a mano, solo podes percatarte de la cara que estas poniendo en ese momento: los ojos totalmente abiertos en la oscuridad, la boca haciendo un gesto de asco y las cejas super levantadas...y ahí te acordas, como si lo estuvieras viviendo en ese momento....que a los 17 años te besabas con un chico que tenía cara de delfín. Si, cara de delfín, literalmente.
Eso me retrotrajo automáticamente a un día de picnic en Palermo. Habíamos ido con mis amigas a ver a unos chicos que conocimos en Bariloche, entre ellos estaba el delfín. Barbara, Patricia y yo, las 3 más chatas que una tabla (perdón chicas, fue hace mucho, ahora les crecieron), todas usábamos push-up, o sea, corpiñitos con relleno, panchitos como le dice mi vieja...Estábamos sentadas alrededor de las cosas del picnic al aire libre bajo un arbolito, calor, y los chicos jugando al fútbol (maldito fútbol), que de a ratos se acercaban a tomar gaseosa. En un momento, miro hacia el pastito y veo un panchito....panchito del corpiño!!!! Ahí, solitario, blanco inmaculado, camuflado entre los paquetes de papas fritas. ¡¿De quién es?! me pregunté....miré a mis amigas, ninguna se había dado cuenta, se acercan los muchachos, no me dieron tiempo de nada....¡¿De quién es la puta madre?! me volví a preguntar....nadie lo veía. Muy disimuladamente me fijo si tenía una tetita más chica que la otra...mío no era. Respiré aliviada. ¿¡Pero de quien era?! Logro hacerle una mirada a Patricia, lo ve, Barbara también lo ve! Y estallamos en risa. Los chicos no entendían nada, no podíamos parar de reirnos, hasta que se fueron a jugar el octavo tiempo de su puto partido. Agarramos el panchito, no voy a decir de quien era, pero podía ser de cualquiera.
El tema es, que yo me besaba con un chico con cara de delfín y una amiga perdía su relleno del corpiño en los bosques de Palermo en la misma época. Lo recordé anoche, no sé por qué. Quería inmortalizar el recuerdo en el blog por si lo vuelvo a olvidar.
Ah! Y al chico flipper no lo vi más, no por su cara de delfín, sino porque era un tarado.
Y gracias al cielo que ahora hacen corpiños con el relleno pegado.

domingo, 11 de septiembre de 2011

Un diario y unos brackets para poder cantar

Emidepocaspalabras, éste título resume la historia de mi vida. Hace mucho que no escribo y es simplemente porque no tengo nada que decir. Además los últimos post me parecían cada vez más densos y pesimistas y no quiero que se transforme en un blog de protesta feminista o algo así. Pensé en escribir sobre "las masas consumistas" pero me pareció un tema demasiado quejoso, también pensé en escribir sobre política, pero se iba a convertir en un post algo aburrido. Así que sigamos con lo que veníamos.
Hace unos días encontré mi diario íntimo, el que escribí desde los 11 años hasta los 14. Me quise matar. ¡Con razón! Había cosas que las había borrado completamente de mi mente, y ahora que las leo, las recuerdo, y entiendo un poco más sobre mi apatía con el sexo masculino, o sea, con los hombres en general.
A los 11 años un chico gustaba de mi, se llamaba Franco y estaba un grado más abajo en la misma escuela. Me mandaba cartas, compartíamos los recreos... Duró algunos días, hasta que me dio un regalo, un regalo inolvidable, una remera de Emanuel Ortega, o sea, con la cara de Emanuel Ortega adelante y la letra de "la timidez" atrás, que se la había robado a la hermana. El gesto fue tierno, pero no volví a hablarle nunca más.
Después de un tiempo me enamoré perdidamente de un chico que se llamaba David, era muy, muy feo, pero me gustaba. También de la misma escuela, pero en el turno contrario. Al año siguiente se cambió de turno, y yo que siempre fui de encarar a los chicos que me gustaban (gran, gran error, lo sé), lo hice. Primero me hice amiga, y cuando vi la oportunidad, en un recreo, se lo dije... NOOO, si pudiera volver en el tiempo y pegarme 3 cachetadas en ese momento... "es que a mi me gusta Virginia...y...si no tuvieras aparatos....me gustarías más vos y seríamos novios..." Olvide decir que durante toda mi adolescencia tuve ortodoncia fija. En ese momento sentí que todo se hacía más pequeño, no supe qué decir y no me acuerdo cómo salí de ese incómodo momento, supongo que me debe haber dicho que sigamos siendo amigos. Un par de años más tarde, cuando me sacaron los brackets, este muchacho cayó a mis pies y le dije que no...soy rencorosa, y me encanta vengarme.
También un tiempo después tuve un episodio parecido, otro compañero de escuela desubicado: "si tuvieras tetas serías hermosa". Nunca más le hablé y hace un par de meses me envió una solicitud de amistad por facebook y la ignoré. Uh, soy re mala.
Soy "lenteja", me desarrollé tarde, a los 15 años....y ahí tampoco me crecieron.
A los 14 me cambié de escuela, a una de arte. Había solo 3 muchachos en todo el alumnado, y 2 eran gay. Me enamoré de Fernando. Enamorada mal. Un amor totalmente idealizado. Nunca en 4 años me animé a hablarle, tenía novia, que obvio era la más linda de la escuela. Era un chico lindo, bailarín, flaco como un fideo, combativo, el que siempre llevaba adelante las tomas del colegio y las protestas estudiantiles. Un día nos cruzamos en una fiesta de egresados, borracha le canté un tema de La Bersuit y le pedí un beso. Me dijo que no. Fin.
También no puedo dejar de contar que una vez me mandaron a decir por una amiga que yo era un MOCO.
Mirando todo desde este tiempo y espacio me parecen episodios graciosos. Pero al ver como escribía en mi diario parece que lo vivía como una tragedia griega, y algo de eso debe haber quedado en mi porque básicamente odio a todos los hombres.
Cuando pensaba en hacer este blog con mi hermana, pensábamos en otro formato, se iba a llamar "El hombre sorete" e íbamos a describir a los hombres según su oficio o profesión, cómo eran en relación con las mujeres. Decidí dejarlo para más adelante.

viernes, 27 de mayo de 2011

Amas de casa eran las de antes

Hay un momento en la vida de cada mujer, un antes y un después, una decisión, un camino a tomar, un día en el que te das cuenta de que la puta sociedad machista, disimuladamente, casi sin querer queriendo, te quiere convertir en AMA DE CASA.
Desde que soy "señorita" y tengo uso de razón, siempre tuve la convicción y la seguridad de lo que NO quería ser en mi vida...ama de casa. Un par de años más tarde me encontré limpiando un inodoro tapado y fijándome si era un lindo día para lavar la ropa.
Esta desgracia en mi vida la divido en tres módulos: La Limpieza, La Cocina y La Vida Cotidiana.

La Limpieza
No me gusta limpiar pero me gusta que siempre esté todo limpio y en su debido orden. Mi estado obsesivo se pelea con mis antiganas. Es decir, limpio porque no me queda otra.
Cuando me fui de la casa de mis viejos ( hace 6 años) e hice por primera vez las compras, llegué a la góndola de los artículos de limpieza y me quedé parada como una hora...taaaaannntaaass cosas van a existir?! qué mierda tengo que comprar? Millones de envases de colores y formas diferentes que me distraían y me ponían tan nerviosa que no podía leer para qué carajo servía cada uno. Me decidí por el Lisoform líquido multiuso y desde ese día es lo único que uso para limpiar absolutamente todo. Además reemplaza la lavandina porque mata el %99.9 de bacterias, o por lo menos eso dice en el envase, y por lo tanto no necesito bancarme ese olor horrible y las manchas de salpicadas blancas en los pantalones que caracterizaban a mi abuela, mi madre y mi suegra. Igual siempre tengo la duda si haré bien, si queda todo realmente limpio y desinfectado.

La Cocina
Odio cocinar. A mi me gusta comer.
Es que cocinar no implica solo eso, es tener creatividad, variedad...Hay que pensar todo un día antes como mínimo, tener todos los ingredientes, no hacer lo mismo muchas veces seguidas, hay que picar cebolla que me hace llorar y me da arcadas y el olor en la mano me dura 3 días aunque me lave con lisoform. Si hiciste pastas un día, el siguiente algo liviano, después carne, y encontrar las variantes dentro de esas posibilidades...sin nombrar el tiempo de vida útil que te quita todo esto...es algo traumatico que muchas veces me hace llorar y termino pidiendo chaofan en los chinos de la esquina.

La Vida Cotidiana
Amalgamar la vida de ama de casa con la vida cotidiana y de trabajo es todo un tema que a veces se transforma en histeria y muchas veces en dejades total. Como cuando la llevo a mi hija al jardín, me levanto, preparo nuestros desayunos, la despierto con su humor de mierda matinal (que por suerte se le va pasando y durante el resto del día es un amor), la visto (pensando qué ponerle según el clima), hago las camas, hago la comida, comemos y salimos corriendo para el jardín que queda a 5 cuadras. La mayoría de las veces salgo con la parte de arriba del pijama y sin corpiño, que si no hubiera amamantado durante un año sería algo sexy, pero no, y con mi camperón negro arriba obvio, el pelo hecho un nido de caranchos atado así no más, las ojeras que siempre me acompañan, y le pido a la vida que no me pase ningún accidente que implique que alguien vea lo que hay debajo de la campera, y no encontrarme con ningún conocido porque ese sería el último día que me dirigiría la palabra. Soy desagradable. 
Pero cuando llego a mi casa ahí empieza mi día, me baño, a dar clases, ir a la psicóloga, hacer trámites, pagar impuestos, escribir en el blog, leer un libro o lo que sea y otra vez a pensar qué corno hacer de comer a la noche...Y entre todo eso tenes que arreglarte un poco, depilarte y esas cosas que hay que hacer para sobrevivir.

Con todo esto seguro me quedo corta y debe haber muchas cosas más que alimentan mi día a día. A veces pienso que no hubiera sobrevivido en otras épocas en que todo era más difícil, las mujeres amasaban los fideos, por dios, lo pienso y se me pone la piel de gallina.
Atma tiene razón, amas de casa eran las de antes, pero no creo que ninguna tenga esos cuerpos que muestran en las publicidades que ves cuando cruzas el puente o la autopista con el bondi.

jueves, 24 de febrero de 2011

Ser Antisocial

Una de las características más evidentes de mi personalidad y que me acompaña desde que nací, es la de SER ANTISOCIAL.
Antes de empezar a escribir, googleé el título de éste post y leí cosas como: 'ser antisocial es malo' 'técnicas de autoayuda: quiero dejar de ser antisocial' 'trastorno antisocial' 'una persona antisocial no quiere decir que sea criminal'  ¡JA!
Los antisociales, en el 90% de nuestro tiempo, nos sentimos a gusto con nuestra personalidad. Porque además de ser, creo, una característica innata, es algo que nosotros potenciamos conscientemente.
Empiezo con los ejemplos:
Sin ir más lejos, a fines de enero me fui de vacaciones con mi amiga Agos y su novio, al cual no conocía. Todo surgió espontáneamente, porque tenía pensado vacacionar en el balcón del departamento de mi vieja en un piso 12 que da a la avenida Córdoba con un rociador de agua en mano para no insolarme, pero quise irme a la mierda sea cómo sea. Decidimos ir a Mar de Ajó, es decir 'Mar en donde hay sólo familias, libre de culos parados', el lugar ideal para mi estado de animo. El viaje de ida fue bastante, bastante antisocial de mi parte, menos mal que Agos me conoce, pero Jony? Espero que no le haya molestado qué solo dije unas pocas palabras en todo el viaje:
J- ¿Qué música queres escuchar Emilia?
E- No sé, cualquiera
E- Che, nunca fui en carpa
E- Dicen que el lunes va a llover
El tema es, que la gente piensa que la paso mal, pero a mi me gusta hablar poco, aunque mi cerebro vaya a mil por hora. Soy reservada, observo.
También descubrí que el camping no es lo mío, tenes que ser re sociable porque nunca sabes si vas a necesitar un vecino que te ayude a hacer la canaleta si se larga a llover. Como sucedió el segundo día, el lunes. Aunque la canaleta la terminó haciendo Agos y yo sosteniendole la linterna.
El viaje de vuelta fue más distendido:
J- Te da miedo viajar?
E- No, para nada, es que me gusta mirar la ruta
A-Qué música querés escuchar?
E- No sé, ¿los beatles?
J- Mejor los redondos
E- Bueno
La verdad la pasé genial, y más con dos personas que supieron relacionarse con mi antisociabilidad.
El 10% del tiempo que no me gusta para nada ser así, es en momentos como cuando me siento atraída hacia  alguien. Estaba trabajando como bailarina en una Opera y muerta de amor por el director del coro. Con esto de las redes sociales debo admitir que se me facilitan varias cosas, sin saber como mierda acercarme, lo agregué al facebook, y me aceptó. Bien, solo tenia que esperar a que se me acerque, y lo hizo, en la mitad de una función, yo estaba vestida de alga (si, de alga) muy concentrada porque estaba por salir a escena, y escucho:
-hola
-hola (sonrisa de oreja a oreja pero seguía siendo una alga)
-vos me agregaste al facebook?
-si (sonrisa estúpida)
Y ahí quedó todo, no supe qué más decirle! MIERDA! Seguí calentando mis músculos, salí al escenario rodando como una alga,  y nunca más cruzamos una palabra.
Una vez se me inundó el departamento, empezó a salir agua del lavarropas y llegó hasta la casa del vecino. Me toco timbre medio edificio y para no dar la cara me encerré con mi hija en el baño y le dije que no hiciera ruido para que pensaran que no había nadie. Me tomó unos minutos darme cuenta de lo ridícula que era mi actitud y cuando se cansaron de llamarme, bajé a aclararle al portero que estaba viva y que no pasaba nada grave. Esto es algo patético, pero es parte de mi ser antisocial.
A veces trato de vencer ésto, como una vez que llevé a Abril a la plaza. La llevo muchas veces, pero hubo un día que traté de ser un poco más sociable. Se me acerca una señora mayor y me dice: ¿me hacen un lugarcito en el banco? Lo pensé en milésimas de segundo mientras la miraba acercarse cada vez más: 'me levanto y me voy a la concha de la lora... no, por qué? es una amable señora...pero por qué se tiene que sentar al lado mío teniendo tantos lugares a donde ir?'  Respondí que sí, y le presté mi oído obviamente, y me sentí bien, no era para tanto charlar unos minutos con una viejita solitaria. Pero todo terminó cuando me dice: 'yo amo todo lo que sea de Estados Unidos, amo ese país' .......WTF? Listooooo, me despedí muy amablemente y me fui....ufff cómo costó! Pensé 'ya fue, no me la cruzo más por suerte'
Al día siguiente mirando los precios de una góndola de Coto escucho:
-Aaaahh cómo se llamaba esta nena tan hermosa? Ustedes son las de ayer en la plaza no?
- Seeee cómo le va......Susana?
Está bien que intente hacer sociales de vez en cuando, pero ésto fue demasiado.
Hablando de supermercados, si voy a un hiper y me cruzo más de una vez con la misma persona en distintos pasillos, pienso que me está siguiendo, o pienso que piensa que yo lo debo estar siguiendo. Soy bastante enfermita.
A veces bajo 8 pisos por escalera si presiento que tengo que compartir el ascensor.
Odio a los taxistas que hablan y quieren charlar, limítense a llevarme lo más rápido posible por el camino más corto, si ellos saben cual es, para qué te preguntan? Si yo quiero que vayan por algún camino en especial se los comunico ni bien me subo. Mamertos, además siempre te garcan y nunca tienen cambio.
A mi me gusta vivir en la capital, ir a comprar a los chinos que no te dicen ni hola ni chau, no conocer a ningún vecino, que no me golpeen la puerta los testigos de Jehova, tener un kiosko abierto las 24 horas, que el carnicero no se de cuenta de que no sé un carajo de los cortes de la carne, salir a la calle y ser bien anónima.
Ser la del 8vo 33 y no 'La Emilia. La rarita del barrio'.
Siempre pienso que a mis posts les falta el remate.

sábado, 12 de febrero de 2011

Se busca trabajo

Situación: Sábado, 1.56 AM. Sentada en la cama con la compu, luces apagadas, tele prendida con Disney Channel de fondo sin volumen para no tener miedo, mi hija recién se duerme, me rasco la cabeza y veo caer las cascaritas de mi cuero cabelludo porque cuando fui a la costa me quemé la cabeza con el sol (insólito pero me pasa, me quemo el cuero cabelludo). Mis vecinos pelean, se cagan a trompadas, y yo escucho todo, trato de concentrarme en esto....pero igual paro la oreja, obvio.
Después de días y días vuelvo a mi blog para escribir sobre mi situación laboral. No creo que a muchos les interese, pero a mi me preocupa.
Tengo una profesión, soy MAESTRA DE DANZAS. Ya sé lo que está pensando la mayoría, pero se equivocan, no tienen ni idea. En mi vida me he cruzado con muchos pelotudos que piensan que es un hobbie: 'ay! te paras en puntitas de pie? así?...a ver a ver, parate en puntitas de pie...'  Entonces lo voy a decir para que el mundo sepa, estudié siete años para recibirme, y no sólo tenia que pararme en puntitas de pie, también tenia materias como psicología, francés, historia de la música, historia de la danza, historia del arte, música, piano, artes plásticas, folklore, danza contemporánea, danza clásica y psicopedagogía.
Cuestión que estoy buscando trabajo, y si es relacionado con eso, mejor. Pero mientras tanto, de algo tengo que vivir, mis ahorros se terminan, y busca que te busca, entré en un nuevo mundo: 'Las Encuestas Pagas'
Son geniales, si das con un perfil determinado te llaman, vas y compartis ideas con 7 personas desconocidas y una psicóloga que nos entrevista. Pueden ser sobre algún tema, o algún producto...
Por ejemplo, la primera encuesta que fui era de desodorantes, te hacían entrar a un cuarto donde había una cámara que filmaba y unos estantes llenos de desodorantes de diversas marcas. La pauta era 'manejense como si estuvieran en la góndola del supermercado, prueben los desodorantes'. Me pareció una pelotudes, pero justo agarré uno que no podía abrir, no había forma, le rompí todo el envoltorio, entonces lo vuelvo a dejar y tomo otro, y la que filmaba me dice 'proba con ese, ¿por qué lo dejas?'. Lo vuelvo a tomar y sigo con el intento de abrirle la maldita tapa, no puedo. En un momento de desesperación se me ocurre leer en envase, decía 'gire'...Claaaaaro, si soy tarada eh, solo había que girar la tapita y listo,  psshhhh. Cuando terminó la encuesta lo comenté con mis amigas, que lo habían hecho también, y yo había sido la única que tubo tanto problema para abrir ese puto desodorante. Listo, quedó grabado para la eternidad, 'la boluda que no podía'.
También fui a una de Gancia, una de antigripales, de Coca-cola, de cremas para peinar y de café. Te llevan a hablar sobre los productos como si fueran personas y terminas pensando cosas que nunca pensarías y diciendo cosas que nunca dirías en la vida real. Te hacen preguntas como:
¿Si Gancia fuera una persona, cómo sería?
¿Cómo imaginan el planeta Coca-cola?
¿Qué piensan del sistema de dosificación de su crema para peinar?
¿Qué les parece Sergio Lapegüe como imagen del café? 
¡POR DIOS! ¿¡A QUIEN LE IMPORTA!?
Luego fui a una de cine, bien freaky. Tuve que ir a ver una película argentina que todavía no se estrenó, para luego participar de un debate sobre el filme. Nunca había ido sola al cine, se te agudizan todos los sentidos antes de que empiece la película: 'Me molesta haberme sentado tan adelante porque no veo a los de atrás y ellos sí me ven a mi. Delante mio hay una señora que lee una propaganda de Activia. Mi panza hace ruido y la  chica que está al lado mio se da cuenta. Pienso: ¿Por qué la gente tose en el cine? ¿Darán pochoclos? La gente que tiene con quien hablar me fastidia. Qué feo olor tiene la crema corporal que me puse, estaba rancia o algo así'.
Se apagan las luces y empieza la película. Estuvo buena!
La ultima y la peor encuesta a la que fui era de política. La primer pregunta que hicieron fue: ¿Qué opinan del gobierno actual? Y la segunda: ¿Qué opinan del actual jefe de gobierno?...Me peleé con todo el mundo, idolatraban a Macri! POR FAVOR! La gente tiene caca en la cabeza.
No soy una persona muy sociable, y la vida me lleva a conocer gente que no me interesa conocer, pero de todo y de todos se aprende un poco.
Seguiré buscando trabajo y yendo a estas graciosas encuestas mientras tanto.

miércoles, 12 de enero de 2011

Martes

Hoy tuve una sesión bastante productiva con mi psicóloga, pobre. Ayer fue uno de esos días difíciles.
Dos noches durmiendo completamente sola, digo completamente porque aunque no haya una presencia masculina siempre estoy con Abril, mi hija. Y como dice el gran filósofo contemporáneo Gustavo Cordera, por las noches la soledad desespera...
Martes. 08.00 hs. Suena mi despertador con un tema de Los piojos...Guadalupe tiene sed, y no tiene ni un cospel...automáticamente presiono APAGAR ALARMA todavía con los ojos cerrados. ¿Cinco minutos más? no, no hay tiempo. Y comienza mi día, lluvioso. Después de una ducha (en la cual pienso que Guadalupe tiene sed y no tiene ni un cospel..)y una chocolatada bien fría, ritual de todas mis mañanas de verano, elijo la ropa más enorme que tengo para pasar lo más desapercibida posible, si tuviera un traje de árbol lo usaría. Ascensor, presionar PLANTA BAJA y.....lo que te caga el comienzo del día.....mirarte en esos espejos....¡Qué horror! Creo que los espejos de los ascensores están diseñados específicamente para resaltar los defectos de las personas, pueden ser las luces, no sé... además, te miras en los peores momentos del día: cuando te vas toda desalineada, y cuando llegas desalineada y hecha mierda. O cuando vas a salir a la noche, abrís la puerta pensando que estas hecha una diosa, pero abrís el ascensor, te miras y decís: ¿por qué?
Volviendo al martes lluvioso, salgo, y son esos días en que creo merecer que los hombres no me dejen pasar por debajo de los techitos para no mojarme, me sigo indignando, pero no le doy tanta importancia, solo camino bajo el agua (obvio que no llovía a cántaros). Mis zapatillas de lona se la bancan.
Llego al trabajo, y como a la mañana no hay mucho que hacer, saco de mi morral un libro que me regaló mi muy mejor amiga Agostina para mi cumpleaños número 25, si, la semana pasada, el 6 de enero para ser más exacta fue mi cumpleaños. Retomo el libro que había dejado a un costado de la cama en la noche solitaria, "El albergue de las mujeres tristes" (lo recomiendo es excelente, gracias Agos!).
Luego de sumergirme en ese mundo salgo porque me da hambre, quisiera que alguien viniera a visitarme con una carne al horno con papas, pero como es imposible, decido ir yo hacia la comida. Guardo mi libro en el morral, y parto hacia el mundo exterior.
En casa no hay carne al horno con papas, hay arroz con queso que sobró de anoche. Lo caliento en el microondas, y a comer, con una coca cola para no deprimirme.
Tengo que hacer unos trámites en el banco y no quiero. Pero voy. Entro sin saber para donde ir, tengo que hacer un depósito en una cuenta corriente y no tengo la menor idea. Logro resolverlo y me voy con la frente bien alta, y me digo: ves? no era difícil, una pavada...Camino tres cuadras y entro a un farmacity, compro un quita esmalte y unas pastillas para la alergia y me pongo en la cooooolaaaaaa para pago fácil. Por dios! una hora haciendo fila, cada tres personas llegaba una embarazada o una anciana que había que atender.
Me aburrí tanto que me puse a leer los papelitos que me dio el cajero automático al hacer el trámite en el banco, y lo peor es que uno decía "Este cupón debe ser colocado dentro del sobre de depósito junto con el dinero PARA CONTROL INTERNO" ¡¿Y ahora?! Mi postura en esa fila de personas cambió, me puse derecha, colorada, empecé a sudar y a abanicarme con las boletas que tenía en la mano. Quiero saber si es grave no colocar ese comprobante en el sobre pero temo que piensen que soy una pelotuda. Y lo soy...
Finalmente pagué mis cuentas y seguí mi rumbo.
Ya oscureciendo vuelvo a mi casa, salgo del subte y observo un perfecto y brillante arcoiris en el cielo, sonrío sola y miro a mi alrededor para ver las expresiones de las demás personas, pero nadie ve ese arcoiris. Cada uno en su mundo sin detenerse un minuto para levantar la mirada y ver algo tan bello, algo insignificante, pero bello.
Llego a casa, recibo un mensajito de mi mamá: ¿todo bien, venís a comer?
Salgo casi corriendo, de nuevo el espejo del ascensor. Me largo a llorar.
Son tres cuadras que camino, y la que más me molesta caminar es la de la plaza, en Córdoba y Jean Jaures, mientras lloro, corren los pelotudos haciendo ejercicio alrededor, todos me ven y nadie se detiene a preguntarme si estoy bien, nadie te ofrece un pañuelo, y no es que me importen esos pelotudos, pero en ese momento hubiera usado el hombro de cualquiera para sonarme los mocos y contarle mis problemas, y tal vez, hubiera corrido con ellos.
Esa noche comí milanesas de pollo en lo de mi mamá y volví a cruzar la plaza pero ésta vez, con la panza llena (y el corazón contento), todavía había pelotudos corriendo alrededor, pero solo quería llegar, leer y dormir, y así lo hice.
Hoy vuelve Abril, que alegría! cómo te esperé!