domingo, 11 de septiembre de 2011

Un diario y unos brackets para poder cantar

Emidepocaspalabras, éste título resume la historia de mi vida. Hace mucho que no escribo y es simplemente porque no tengo nada que decir. Además los últimos post me parecían cada vez más densos y pesimistas y no quiero que se transforme en un blog de protesta feminista o algo así. Pensé en escribir sobre "las masas consumistas" pero me pareció un tema demasiado quejoso, también pensé en escribir sobre política, pero se iba a convertir en un post algo aburrido. Así que sigamos con lo que veníamos.
Hace unos días encontré mi diario íntimo, el que escribí desde los 11 años hasta los 14. Me quise matar. ¡Con razón! Había cosas que las había borrado completamente de mi mente, y ahora que las leo, las recuerdo, y entiendo un poco más sobre mi apatía con el sexo masculino, o sea, con los hombres en general.
A los 11 años un chico gustaba de mi, se llamaba Franco y estaba un grado más abajo en la misma escuela. Me mandaba cartas, compartíamos los recreos... Duró algunos días, hasta que me dio un regalo, un regalo inolvidable, una remera de Emanuel Ortega, o sea, con la cara de Emanuel Ortega adelante y la letra de "la timidez" atrás, que se la había robado a la hermana. El gesto fue tierno, pero no volví a hablarle nunca más.
Después de un tiempo me enamoré perdidamente de un chico que se llamaba David, era muy, muy feo, pero me gustaba. También de la misma escuela, pero en el turno contrario. Al año siguiente se cambió de turno, y yo que siempre fui de encarar a los chicos que me gustaban (gran, gran error, lo sé), lo hice. Primero me hice amiga, y cuando vi la oportunidad, en un recreo, se lo dije... NOOO, si pudiera volver en el tiempo y pegarme 3 cachetadas en ese momento... "es que a mi me gusta Virginia...y...si no tuvieras aparatos....me gustarías más vos y seríamos novios..." Olvide decir que durante toda mi adolescencia tuve ortodoncia fija. En ese momento sentí que todo se hacía más pequeño, no supe qué decir y no me acuerdo cómo salí de ese incómodo momento, supongo que me debe haber dicho que sigamos siendo amigos. Un par de años más tarde, cuando me sacaron los brackets, este muchacho cayó a mis pies y le dije que no...soy rencorosa, y me encanta vengarme.
También un tiempo después tuve un episodio parecido, otro compañero de escuela desubicado: "si tuvieras tetas serías hermosa". Nunca más le hablé y hace un par de meses me envió una solicitud de amistad por facebook y la ignoré. Uh, soy re mala.
Soy "lenteja", me desarrollé tarde, a los 15 años....y ahí tampoco me crecieron.
A los 14 me cambié de escuela, a una de arte. Había solo 3 muchachos en todo el alumnado, y 2 eran gay. Me enamoré de Fernando. Enamorada mal. Un amor totalmente idealizado. Nunca en 4 años me animé a hablarle, tenía novia, que obvio era la más linda de la escuela. Era un chico lindo, bailarín, flaco como un fideo, combativo, el que siempre llevaba adelante las tomas del colegio y las protestas estudiantiles. Un día nos cruzamos en una fiesta de egresados, borracha le canté un tema de La Bersuit y le pedí un beso. Me dijo que no. Fin.
También no puedo dejar de contar que una vez me mandaron a decir por una amiga que yo era un MOCO.
Mirando todo desde este tiempo y espacio me parecen episodios graciosos. Pero al ver como escribía en mi diario parece que lo vivía como una tragedia griega, y algo de eso debe haber quedado en mi porque básicamente odio a todos los hombres.
Cuando pensaba en hacer este blog con mi hermana, pensábamos en otro formato, se iba a llamar "El hombre sorete" e íbamos a describir a los hombres según su oficio o profesión, cómo eran en relación con las mujeres. Decidí dejarlo para más adelante.